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jueves, 4 de febrero de 2016

ALFERECES PROVISIONALES SU HISTORIA

Los ALFÉRECES PROVISIONALES: Héroes de Leyenda


ALFÉRECES PROVISIONALES: HÉROES DE LEYENDA.
Los 29.065 alféreces provisionales, desde Sebastián Camarero hasta Rafael Palenzuela, primero y último, son un dato expresivo de su contribución a los cuadros de mando de la guerra. Con los de los otros Ejércitos -Aire e Infantería de Marina- el número total de unos 30.000 puede darse como definitivo. De ellos 22.000 fueron de Infantería combatiente y tal nómina supone aproximadamente los dos tercios de la oficialidad de campaña, casi el completo de los mandos de sección, la mayor parte de los de compañía y algunos de batallón, o unidades similares en otras armas, aunque en menor escala, porque no en balde al terminar la guerra cerca de 8.000 eran Tenientes y casi 500 habían ascendido a Capitanes.

Podemos estructurar su composición del siguiente modo:

De las Armas:
Infantería: 22.180
Milicias: 1.004
Caballería: 307
Artillería: 1.578
Ingenieros: 1.174
Intendencia: 678
Auxiliares de Estado Mayor: 417

Otros Cuerpos:
Orden Público: 967
Batallones de Trabajadores: 509
Defensa Química: 209
Auxiliares de Intervención: 42

Subtotal: 29.065

Otros Ejércitos:
Aviación: 1.151
Marina: 137

TOTAL: 30.353

Ellos fueron, pues, la armazón de los 700.000 combatientes del ejército de Franco, el pulso y el impulso del combate, con sólo la táctica precisa, con escasa técnica, compensada muchas veces con derroches de valor y sentido común. Sus “¡Adelante!” o su “¡Arriba!” no eran muy ortodoxos ni muy recomendables como fórmula habitual, pero en muchas ocasiones fueron resolutivos a la hora de la verdad.

Así fue el prototipo, en el sentido cronológico, el de los primeros cursillos, cuando la guerra aún era irregular, el que ha quedado como estampa de alférez provisional y dio origen a frases, definiciones y chistes macabros que pueden definirse en el popular: “Alférez Provisional, cadáver efectivo”… Pero no puede olvidarse su sentido de responsabilidad, la preocupación escrupulosa por la vida de sus hombres, su afán de perfección profesional, que les llevaba incluso a solicitar a su comandante clases de táctica ampliatorias en días de descanso, y a apurar las situaciones en instrucción de combate, donde era tan difícil interesar a la tropa por un enemigo nada más que supuesto.

No se puede valorar al oficial provisional con dichos populares, tópicos y superficiales. Entre el alferecillo inexperto y el curtido capitán provisional había casi un abismo de ciencia y de experiencia militar. El mismo Franco, improvisó su loa, al año justo de salir la primera promoción, cuando el 1º de Octubre de 1.937 decía al pueblo de Burgos, al anunciar la conquista de Covadonga, desde el balcón de Capitanía: “Mi recuerdo en este día tiene que ser para los que se baten, para el soldado, para el oficial; tiene que ser para esos bachilleres de los frentes que, cuando les colgamos en el pecho una estrella, sabemos que formamos una generación de oficiales, sabemos que ve el honor de España en ellos… Hoy son esos hijos del pueblo, son esos alféreces provisionales, los caudillos, los cabecillas de nuestras tropas, los que las arrastran a la victoria, los que mueren en racimos, y mueren gritando como nosotros hacemos: ¡Viva España! ¡Arriba España!”.



Orgaz, impulsor de los AP
Y lo ratificaba a los veinte años de la victoria, inaugurando el Valle de los Caídos, el 1 de Abril de 1.959, al citarlos como el extremo más genial en las creaciones de aquella guerra: “El genio español surgió en mil manifestaciones, desde aquellas milicias en que cristalizó el entusiasmo popular de los primeros momentos, y que formaron el primer núcleo de nuestras fuerzas de choque, a los alféreces provisionales que nuestra capacidad de improvisación creó para el encuadramiento de nuestras tropas y que habían de asombrar a todos por su espíritu y aptitud para el mando”. Tal es el anti-tópico de alférez provisional, que no anula al tópico, sino que lo completa y supera.
Si nos dejásemos llevar del afán estadístico contaríamos los muertos. La aureola popular del alférez provisional hizo de él un romance de juventud y muerte que la retaguardia aceptó como un sino fatal a partir de la cuarta promoción. Según mis cálculos ponderados, que he contrastado con los historiadores más ecuánimes, quizá no llegasen a 3.000 los oficiales provisionales muertos en campaña. Si se tiene en cuenta el total de caídos en las filas nacionales y el hecho de que la mayor densidad de las promociones Sé; dio cuando la guerra terminaba, la proporción es extraordinaria. Pero lo que más importa no es el número, sino el cómo y el cuándo, por qué y para qué mueren.

El primero, el Alférez Escalera, cayó en el frente de Aragón el 5 de Octubre de 1.936, a los dos días de recibir en Burgos su pasaporte, única credencial de su empleo, por la urgencia de enviarlos al combate. El último, Alfonso de Churruca, cayó en la cabeza de puente de Toledo el 27 de Marzo de 1.939, víspera de la entrada en Madrid, con una espoleta de medio kilo clavada en la cadera. Eran las últimas descargas de la artillería enemiga.

Están registrados los hechos de 15 caballeros laureados y 363 medallas militares. El porcentaje es muy alto si se tiene en cuenta que en la guerra de Liberación se concedió un total de 71 laureadas y 1.214 medallas militares. Pero sería medir el heroísmo con un patrón demasiado material e imperfecto y olvidar innumerables casos que, por ignorados, quedaron en silencio. Alférez hubo que sólo ostentó treinta horas su estrella enlutada. Y hubo promociones que se embebieron íntegras en las batallas de Brunete, Teruel y el Ebro, según salían de sus Academias. Alguna división de choque, como la 1ª de Navarra, llevaba en su cuartel general un plantel de oficiales provisionales, en calidad de reserva, como piezas en calidad respeto, para que teniéndoles a mano hubiese interrupción en las repo­siciones de bajas.


LOS CAÍDOS
Nadie había hecho el más mínimo recuento ni cálculo sobre los Oficiales Provisionales muertos, pues en otro caso no se hubieran dado números exorbitantes y fantásticos, incluso en discursos oficiales, sin base alguna, ni siquiera lógica. Una buena muestra de tales absurdos está en la obra de uno de los últimos escritores con pretensiones históricas sobre la guerra del 36, que llama pseudo-historiadores a los primitivos y afirma: “Del MIR dependían las Academias de los Provisionales, que promovieron durante la Guerra 50.000 oficiales, de los que murieron 20.000 en combate”, añadiendo algo tan estadístico como lo siguiente: “Según el general Walch, en 1.938 la duración media de un teniente (sic) salido de la Escuela Militar era de cuarenta y tres días”. Prescindiendo de que si el general Walch era alguien al que el autor concede algún crédito por juzgarle enterado, debiera saber que desde Mayo de 1.937 los provisionales se formaban en Academias y seguían saliendo de alféreces y no de tenientes, es curioso que la terminología de “Tenientes” y “Escuelas” conviene perfectamente a los rojos y no a los nacionales. En cuanto a los cuarenta y tres días de vida media, está claro que, según eso, aún son pocos los muertos que se citan, pues 10 serían todos los salidos de las Academias cuarenta y tres días antes del 1 de Abril de 1.939, es decir, todos menos unos 4.500 promovidos después de esa fecha; según ellos no eran 20.000, sino 45.500 muertos, en buena lógica. Habría que preguntar por los heridos, que solían ser seis veces más, y los ilesos, que al fundarse la Hermandad de antiguos Alféreces Provisionales en 1958, contó muy pronto con 16.000 afiliados --vivos claro-, sin contar las bajas por muerte natural producidas en los veinte años transcurridos.



El único dato suficientemente expresivo y verídico que he con­seguido encontrar para el cómputo de oficiales provisionales muertos en campaña es el minucioso recuento que se hizo en Granada para bordar un manto a la Virgen de las Angustias, con una estrella por cada uno de los alféreces caídos de las promociones que en aquella Academia se consagraban indefectiblemente a Ella al terminar el curso. Las estrellas del manto son 537 correspondientes a otros tantos muertos de los 5.372 alféreces promovidos en los quince primeros cursos granadinos, los anteriores al que concluyó el 27 de Enero de 1.939 y subsiguientes, cuyos alumnos ya no llegaron a tiempo de intervenir en ningún combate. Es una base muy útil, por su amplitud, para el cálculo total de los Provisionales caídos, pues ese coeficiente del 10 % supone, casi exactamente, la cuarta parte de los 21.890 oficiales de las cuatro Armas combatientes promovidos antes del 25 de Enero de 1.939, promoción a partir de la cual difícilmente podrían intervenir en campaña 31, por terminar ésta el 8 de Febrero en Cataluña.

Bien es verdad, que ese tanto por ciento deducido de quince promociones de Infantería debiera referirse en rigor sólo a la Infantería -el arma con mayor número de bajas-, cuyos alféreces en la época rigurosa de campaña fueron 19.206, agregándoles 968 de milicias, que también eran infantería. Los 2.684 de las otras tres Armas tendrían, lógicamente, menor proporción de bajas, pero también es cierto que superarían la diferencia y la duplicarían fácilmente, los 5.132 alféreces promovidos en los seis primeros cursos de las Escuelas anteriores a las del General Orgáz, de ellos 3.932 de infantería, que fueron mucho más que diezmadas en la actuación de sus oficiales a lo largo de toda la guerra as. De ellos, por razón de su especialidad, sólo saldrían bastante indemnes los 177 de Intendencia, aunque en tan larga campaña, con incidencias tan imprevistas, no había seguro de vida para los Provisionales ni aun en los servicios de retaguardia.

En tal caso, y dadas las variantes e imponderables naturales a lo largo de la guerra, bien puede considerarse incluso corto el 10 % de muertos para el total de los 24.561 Oficiales Provisionales, incluidos los de servicios como auxiliares de Estado Mayor, Intendencia, Defensa Química, Intervención, Batallones de Trabajadores y Orden Público, en todos los cuales hubo ocasiones de peligro, o pudo haberlas, pues a veces iba la guerra a ellos, aunque ellos no fuesen a la guerra. Pero a esta suma hay que añadir los 1.288 oficiales provisionales de Aviación y Marina, que si apenas afectan al cálculo, confirman, sin embargo, fa proporción de bajas, pues en Aviación fueron 103 los pilotos y tripulantes muertos de los promovidos, los de más bajas, lo cual supone un 11,50 por 100 de ellos o un 9 % de los oficiales promovidos del Ejército del Aire. Incluyéndolos, totalizan ya 25.849 los oficiales base del cómputo, para calcular en un 10 % el número de muertos, que en tal caso serían unos 2.585. Teniendo en cuenta la mayor mortandad en las primeras promociones, anteriores a las de Granada y en las unidades del Ejército del Norte y del Centro, bien podría acercarse ese número hasta unos 3.000, que supondría, en términos generales, el 10 % de los 30.353 oficiales provisionales promovidos en total en los tres Ejércitos, sin excluir los 4.504 salidos de las Academias sin tiempo para actuar en el combate, aunque alguno de ellos pudo haber muerto, por ejemplo, en el naufragio del “Castillo de Olite” durante su expedición de socorro a Cartagena. Los que no pudieron caer en campaña fueron ninguno de los 1.185 de las promociones “Del Arco Iris”, que salieron de las Academias a partir del 1 de Abril porque ya había pasado la tormenta.


José María Pemán
Por otra parte, es poco probable que fuesen más de 3.000 los muertos. Para la guerra del 36-39 se da por normal el promedio de un muerto por cada siete bajas, coeficiente que pudo ser más agudo en este caso por las características especiales de ejemplaridad de los Provisionales, pero no mucho menor. En tal caso, los 3.000 muertos supondrían 21.000 bajas, prácticamente todos los oficiales de las cuatro Armas promovidos a tiempo de entrar en combate. Y si bien es verdad que hubo muchos heridos cuatro veces y más, también hubo gran cantidad de ilesos en las últimas promociones. Ello corrobora el cálculo como extremo, suponiendo que los ilesos se compen­sasen con los de múltiples heridas, que es demasiado suponer.

Mientras un recuento minucioso no lo desmienta, habrá que dar por bueno ese número máximo de 3.000 oficiales provisionales muer­tos, sobre la base aceptable del 10 por 100 de caídos en las quince primeras promociones de Granada, los 537 alféreces que estamparon su estrella y su nombre sobre el terciopelo negro del manto de su patrona, la Virgen de las Angustias.

El heroísmo de los provisionales.
Afirmé una vez que el heroísmo puede ser resolutivo en una guerra, como se explicaba un famoso sorites según el cual se debía una victoria a una simple herradura. La actitud de un solo héroe puede cambiar el curso de una batalla, todo depende de la oportu­nidad de su actuación en el tiempo y en el espacio; por eso hablé de «la estadística inútil de lo heroico», porque lo heroico no puede medirse más que en intensidad, y no se expresa en gráficas ni estadísticas, sino en el bronce, y el soneto. En el actual empacho sociológico de cifras comparativas y tantos por ciento, cualquiera pregunta siempre por costos, proporciones y equivalencias de guerras, bajas, municiones, héroes y recompensas. En cualquier caso, bueno será ofrecer el recuento de los oficiales provisionales que alcanzaron la categoría de héroes, a sabiendas de que hay muchos desconocidos, porque su acción no la vieron quienes podían resaltada y divulgada, o porque murieron, solos en el empeño heroico. Es notorio, por ejemplo, el caso del Mjguel Blasco Vilatela, de la VI promoción de alféreces de Burgos cuyo expediente de Laureada, por caso insólito, imprevisto en el reglamento, declararon únicamente los enemigos, ya que sólo ellos fueron testigos de su heroísmo.



Gral. Félix Gil Verdejo (1er Director Ac. Burgos)


De las 71 cruces laureadas de San Fernando que se concedieron durante la guerra, quince lo fueron a oficiales Provisionales, es decir, el 21,4 % del total. Eran éstos los condecorados con el título oficial de héroe:
Infantería: Santiago Pedrosa Posada.
Artillería (Legión): Juan José Orozco Massieu.
Infantería: Miguel Blasco Vilatela.
Infantería: Carlos García de la Herranz Martínez.
Infantería: José Antonio Pérez Otaño.
Infantería: Primitivo Gargallo Manero.
Infantería: Antonio Alemán Ramírez.
Ingenieros: Serafín de la Concha Ballesteros.
Infantería: Rafael García Siso.
Aviación: Manuel Vázquez Sagastizábal
Infantería: Juan Chicoy Dabán.
Infantería: Simón Hernández Sagrado.
Infantería: Alfonso Martínez Alonso.
Infantería: José Oriol Anguera-Dodero.
Caballería: Ramón Trobo Valdés.


Los oficiales provisionales ganaron 363 de las 1.214 Medallas Militares Individuales concedidas en el total de la campaña. El número de las recompensas concedidas a cada Arma se distribuye de la siguiente forma:

LAUREADAS
MEDALLAS MILITARES
INFANTERÍA
11
274
CABALLERÍA
1
19
ARTILLERÍA
1
13
INGENIEROS
1
6
AVIACIÓN
1
51
TOTAL
15
363

Incluyo los tres últimos, aunque fueron Oficiales de Complemento, por la absoluta identificación que éstos tuvieron con los provisionales, a quienes se unían sin distinción alguna en cursos de tenientes y capitanes. Moralmente se consideran también como Provisionales los dos laureados que eran oficiales habilitados, de milicias el uno: Carlos Miralles Álvarez, y legionario el otro, Giusseppe Borguesse de Borbón Parma, que incluso llevó su estrella en el fondo negro sobre el pecho; no así Miralles, por imposibilidad cronológica.

Van sumadas también en el cuadro las 30 Medallas Militares de alféreces Provisionales que eran suboficiales efectivos. No así las cinco de tenientes efectivos promovidos a capitanes provisional en el correspondiente curso, al ser muy circunstancial su provisionalidad y predominar en ellos su carácter profesional; ni los 16 de médicos y capellanes que fueron oficiales honoríficos, aunque hoy se sienten honrados al identificarse con los provisionales en su Hermandad. Tampoco figuran las medallas de cuatro pilotos civiles y uno legionario. Con ellos --moralmente provisionales todos-- habría 389 Medallas Militares en el recuento.

Para quienes de valorarlo todo en porcentajes, les diremos las 363 suponen el treinta por ciento del total de las Medallas Militares de la Guerra de Liberación.

Mas ya dijimos que el heroísmo, como el martirio, no se miden en número ni en utilidad. El sacrificio no es cuantitativo y estadístico, sino cualitativo y ejemplar. El heroísmo es caliente, no frío; dinámico y motriz, no inerte y escéptico. Y la estadística de lo heroico resulta casi siempre inútil, porque es intensidad y no recuento. Lo miden el epitafio, el himno y el clamor. Por eso lo que destacó José María Pemán de los alféreces provisionales es que ya en la guerra misma pertenecían a la Historia y al Romancero. Un romancero copioso, inspirado y popular, del que sólo caben ejemplos, como este fragmento de Camacho Carrasco:

“…Tejen las rubias en oro
las seis puntas de tu estrella.
¡Alférez Provisional!
Novio de una primavera
que se buscó por los ríos
y que vino por el mar...

Pero fue el mismo Pemán quien inmortalizó la figura del alférez provisional en un drama titulado “De Ellos Es El Mundo”, con versos que se hicieron lapidarios:
Alférez... Provisional.
Triste y bella cosa por
su misma fragilidad.
Como una flor en el viento,
como un vaso de cristal,
soy español por alférez
y más... por provisional.

Yo aquí, ofreciéndote, España,
veinte años, igual
que veinte dalias frescas,
y la Muerte
de jardinero detrás”.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

HECHO DE ARMAS POR EL QUE SE LES CONCEDIÓ LA CRUZ LAUREADA DE SAN FERNANDO:

DON SANTIAGO PEDROSA POSADA.
7 MAYO 1.938.
DEFENSA DE LA COTA 1.470 (Frente de Teruel).
El 7 de Mayo de 1.938 la cota 1.470 del Frente de Teruel, cuya avanzadilla era mandada por el Teniente Provisional D. Santiago Pedrosa Posada, sufrió el ataque de la 97a Brigada Mixta, apoyada por intenso fuego de artillería y carros de combate, llegando éstos en dos ocasiones a penetrar en las líneas propias, con el consiguiente peligro para el mantenimiento de su defensa. El Teniente Pedrosa defendió la avanzadilla de los ataques de que fue objeto durante cuatro horas, y herido gravemente desde los primeros momentos, se negó a ser evacuado -continuando al mando de las tropas-, dando a éstas ejemplo de valor y entereza, logrando con ello y sus acertadas disposiciones rechazar al enemigo y conservando en todo instante una magnífica presencia de ánimo y elevado espíritu. Una vez puestas en completa derrota las fuerzas atacantes, consintió en ser evacuado a las veintiuna horas de la noche, ingresando en el Hospital del Sagrado Corazón de Zaragoza, donde fallecía días después a consecuencia de la herida recibida.

Orozco Massieu
DON JUAN JOSÉ OROZCO MASSIEU.
11 MAYO 1.937.
DEFENSA DE LA POSICIÓN NÚM. 7 DE LA CABEZA DE PUENTE DE TOLEDO.
El día 1 de Mayo de 1.937, al mando de una Sección de la 21 Compañía de la 6ª Bandera del Tercio, ocupaba D. Juan José Orozco Massieu, con las fuerzas a sus órdenes, integradas por treinta y cinco a cuarenta hombres, el elemento de resistencia central de la posición número 7 de la Cabeza de Puente de Toledo (posición que por circunstancias anteriores se encontraba débilmente organizada y carecía de defensa contra carros de combate). En el expresado día el enemigo, muy superior en número, realizó desde el amanecer hasta once ataques, siendo siempre rechazado victoriosamente, tras de llegar a la lucha cuerpo a cuerpo, y poner en fuga a los T-26 atacantes mediante bombas de mano y disparos de fusil hechos a través de las mirillas de los mismos. Durante el desarrollo de esta acción, la Sección del entonces Alférez Orozco sufrió pérdidas que excedieron del 75 %, de ellas diecinueve muertos, entre los que se encontraban dos Sargentos y tres Cabos, quedando por ello casi sin mandos subalternos la Unidad. Herido el Oficial de referencia por un casco de metralla, fue ordenada su evacuación por el Capitán de la Compañía, negándose a ello por desarrollarse en aquel momento la fase más crítica del combate; continuó la lucha así, animando a sus soldados, dirigiéndola con insuperable pericia y dando ejemplo de valor y espíritu militar, resultando nuevamente herido de gravedad, pero logrando poner en fuga al enemigo.


DON MIGUEL BLASCO VILATELA.
22 Y 23 SEPTIEMBRE 1.937.
DEFENSA DE GAVÍN (Frente de Aragón).
Este Oficial, en los días 22 y 23 de Septiembre de 1.937 y al frente de los puestos de Gavín, realizó con su guarnición una defensa heroica ante un enemigo numeroso y bien pertrechado de material, resistiendo repetidos asaltos durante día y medio. Mientras los puestos pudieron defenderse, el Alférez Blasco les visitaba, animando a todos a morir antes de entregarse, y cuando la pérdida de las diversas posiciones apareció irremediable, se retiró a la torre de la iglesia, con los elementos disponibles y los heridos, sosteniendo allí una resistencia tenaz. Fue invitado insistentemente a rendirse, a lo que contestó invariablemente “sabré morir, pero que nunca me rendiré”. Consumidas las cuatro cápsulas que le quedaban de su pistola y herido en los brazos, fue hecho prisionero, y según las declaraciones testificales posteriores, en las filas republicanas fue citado como modelo a imitar, nombrándosele repetidamente en la prensa adversaria.


García de la Herrán

DON CARLOS GARCÍA DE LA HERRÁN MARTÍNEZ.
17 JULIO 1.937.
DEFENSA DEL CERRO DEL ÁGUlLA (Frente de Córdoba).
El 17 de Julio de 1.937 se hallaba este Oficial de servicio avanzado mandando un pelotón compuesto de unos veinticinco hombres, en la posición denominada "Cerro del Águila", en Córdoba. El adversario, con un efectivo aproximado de tres Batallones, trató de envolverla por su flanco derecho, poniendo en trance apurado la pequeña guarnición que defendía la llamada "Casa del Collado", Don Carlos García de la Herrán, dándose cuenta de este intento y sin otorgar importancia a lo numeroso del enemigo, salió de la trinchera con las fuerzas a sus órdenes, arrojando bombas de mano y -al grito de “¡Viva España!”- en brioso contraataque con insuperable energía y valor, entabló lucha cuerpo a cuerpo en la que halló gloriosa muerte pero logrando desconcertar a los republicanos y dando lugar a que el resto de su Compañía restableciese la situación.








DON JOSÉ ANTONIO PÉREZ OTAÑO.
8 MARZO 1.939.
ACTUACIÓN EN EL SECTOR DE LA CASA DEL LAGO (Frente de Madrid).
El Teniente Pérez Otaño, perteneciente al Batallón de Cazadores de las Navas núm. 2, Grupo D, recibió el día 8 de Marzo de 1.939 la orden de efectuar un reconocimiento ofensivo de los atrincheramientos que el enemigo tenía establecidos en el Sector de la Casa del Lago (Frente de Madrid). Al mando de su Sección, compuesta de unos veinticinco hombres, salió de las trincheras propias para realizar el servicio encomendado y -al poco de haber iniciado la marcha- recibió una herida de bala en la rodilla derecha. No obstante, dando prueba de un elevado espíritu militar, prosiguió su avance bajo el nutrido fuego del adversario, cuyos efectivos eran próximamente los de un Batallón, sufriendo otra herida en el pecho. De nuevo se negó a ser evacuado y enardeciendo el ánimo de la tropa con su arrojo extraordinario, continuó la progresión; mas cuando ya se hallaba a muy corta distancia de las líneas enemigas, soportando un fuego de ametralladora y morteros, que llegó a ocasionar dos terceras partes de bajas en sus fuerzas, D. José Antonio Pérez Otaño fue herido por tercera vez en el cuello, muriendo prácticamente al instante.

Gargallo Manero

DON PRIMITIVO GARGALLO MANERO.
9 OCTUBRE 1.938.
CONQUISTA y DEFENSA DE LA POSICIÓN NÚMERO 102 (Batalla del Ebro).
El día 9 de Octubre de 1.938 se confirió a la 3ª Bandera de F. E. T. de Aragón la misión de conquistar la posición núm. 102 del Frente del Ebro, posición fuertemente atrincherada y defendida con abundantes armas automáticas, con una guarnición muy superior en número a las fuerzas asaltantes. El Jefe de la Bandera citada hizo presente a la Oficialidad la importancia de la operación y que ésta se realizaría sin apoyo de la artillería ni aviación. El Teniente Provisional de Infantería D. Primitivo Gargallo Manero pidió y se le concedió, el mando de la 1ª Centuria, que carecía de Teniente Comandante, por encontrarse enfermo. El avance de las fuerzas propias se realizó con grandes dificultades, a causa de estar el terreno completamente batido por el fuego de ametralladoras, por lo que antes de llegar a los asentamientos señalados, para concentrarse primero y asaltar la posición después, hubo sensibles bajas, siendo herido en el pecho grave el Oficial de referencia. Animado éste de gran espíritu, no solamente se negó a ser evacuado, sino a curarse, mientras no fuese ocupado el objetivo, continuando el avance al frente de la Centuria hasta llegar a las mismas alambradas enemigas. Ante el titubeo de sus soldados en este difícil momento, les hizo reaccionar animándolos personalmente, y dando ejemplo de gran valor y serenidad se lanzó por la brecha abierta por él mismo en dichas alambradas, utilizando bombas de mano. Por la importancia de la posición, rehecho el adversario, contraatacó rápidamente con toda violencia, resultando nuevamente herido de gravedad el Teniente Gargallo, negándose otra vez a ser evacuado y continuando en su puesto hasta la terminación del combate. Trasladado al Hospital, falleció poco después.

Alemán Ramírez
DON ANTONIO ALEMÁN RAMÍREZ.
15 FEBRERO 1.937.
DEFENSA DE UNA POSICIÓN EN EL OLIVAR DEL JARAMA (Frente de Madrid).
El 15 de Febrero de 1.937, el 2.° Batallón del Regimiento de Infantería Tenerife núm. 38, se hallaba guarneciendo unas posiciones en el Olivar del Jarama, ocupadas la noche anterior, por cuyo motivo no estaban lo suficientemente fortificadas, teniendo las trincheras una profundidad insuficiente para resguardar debidamente las tropas. El ataque enemigo tuvo Jugar con carros de combate, que marcharon ocultos por los olivares, no viéndoseles hasta llegar a una distancia de cincuenta o sesenta metros. Los T-26 rebasaron así las líneas propias, realizando a la vez intenso fuego, y uno de los proyectiles explotó en el asentamiento de la ametralladora del entonces Cabo D. Antonio Alemán Ramírez, salpicándole la cara de tierra, piedras y metralla, cegándole y lanzándole del sillín. Pero el Cabo Alemán, dotado de gran valor, se levantó con la cara llena de sangre y con pasmosa serenidad buscó a tientas su máquina, disparando varios cargadores al tiempo que gritaba: “¡A por ellos! ¡A cogerlos todos!” y otras frases análogas, que haciendo reaccionar inmediatamente a sus compañeros, pusieron en fuga al enemigo.


De la Concha

DON SERAFÍN DE LA CONCHA BALLESTEROS.
5 AGOSTO 1.938.
ACCIONES EN LA CIUDAD UNIVERSITARIA (Frente de Madrid).
El día 5 de Agosto de 1.938, una Compañía de Minas del Batallón de Zapadores Minadores núm. 7, que trabajaba en la galería del pozo número 214 de la Ciudad Universitaria y a la cual pertenecía el Teniente Provisional de Ingenieros D. Serafín de la Concha Ballesteros, caló con un pequeño boquete un colector de gran sección utilizado por el adversario como galería de mina. Por el boquete se arrancaron rápidamente unos conductores eléctricos establecidos en dicho colector, dándose fuego en esta galería a una carga de trilita aplicada contra el mencionado boquete, al objeto de ampliarlo y gasear al mismo tiempo el conducto subterráneo enemigo, impidiendo así el enemigo que en él pudieran hallarse reaccionase. Después de varias acciones desarrolladas durante los dos días siguientes, el 8 se trató de asegurar la incomunicación de la galería contraria, ordenándose que se procediera a cargar un hornillo potente en el mismo lugar de la última voladura; pero al ir a colocado y observarse un hueco entre los escombros del fondo de la galería, el Teniente Provisional De la Concha Ballesteros penetró en ella, y arrastrándose por el citado hueco, se acercó a unos sacos que allí había para examinar su contenido, viendo que se hallaban llenos de cajas de dinamita. Percatado del peligro que esas cajas representaban, decidió dar les fuego inmediatamente, y salió al exterior para preparar una carga-cebo, llevando consigo una de las cajas. Con medio saco de trilita, provisto de cápsula y mecha ordinaria, llegó hasta el pie del hornillo enemigo, y poniendo la carga en contacto con uno de los sacos de la mina le dio fuego, cortando así la galería. Posteriormente, pudo comprobarse que la voladura de la mina había tenido lugar cuando el adversario la estaba recargando, lo que demuestra el inminente peligro que corrió el Teniente De la Concha.

García Siso

DON RAFAEL GARCÍA SISO.
9 OCTUBRE 1.938.
OCUPACIÓN y DEFENSA DE LA POSICIÓN 102 (Batalla del Ebro).
Este Oficial, perteneciendo a la 4ª Centuria de la 3ª Bandera de F. E. T. de Aragón, tomó el mando de la misma en la operación llevada a cabo para la conquista de la posición 102 en la Batalla del Ebro, el día 9 de Octubre de 1.938. Inició el asalto conduciendo sus fuerzas valerosa y hábilmente por terreno muy batido, y sin apoyo de la artillería y aviación propias, siendo herido en esta primera fase, no obstante lo cual se negó a ser evacuado. Continuó al frente de los suyos animándolos con muestras de gran valor y resultando nuevamente herido al cortar las alambradas que protegían el objetivo; a pesar de ello se lanzó con bombas de mano sobre el primer reducto, ocupándolo, y apoyándose en éste para continuar el asalto de la parte izquierda de la posición, lo que consiguió después de una violenta lucha cuerpo a cuerpo con granadas de mano. Conseguido su propósito siguió en su puesto, a pesar de las heridas, y aún rechazó violentísimos contraataques en lucha muy enconada, en la que encontró gloriosa muerte, mientras el resto de las fuerzas, enardecidas por el alto ejemplo de su jefe, permanecían impávidas.

Vázquez Sagastizabal

DON MANUEL VÁZQUEZ SAGASTIZABAL.
23 ENERO 1.939.
ACTUACIÓN EN EL FRENTE DE PEÑARROYA.
El alto espíritu militar y valor temerario del Capitán Vázquez quedaron plenamente demostrados con sólo citar sus novecientas sesenta y cinco horas de vuelo, cuatrocientos servicios de guerra y veintidós aviones seguros y siete probables derribados. La pericia y acometividad de este Oficial culminaron el 23 de Enero de 1.939 en el frente de Peñarroya, cuando al mando de su patrulla y formando parte de un grupo de aviones de caza, con la misión de proteger a toda costa al resto de nuestros aparatos, divisó unos quince aviones rojos que se disponían a atacar. Inmediatamente, y a pesar de la desproporción en número, armamento y velocidad existente, se lanzó al combate, en el curso del cual recibió un tiro que, atravesándole la ingle le saldría por la espalda, y tal número de impactos en el avión que le obligaron a arrojarse con el paracaídas sobre territorio enemigo, donde a consecuencia de su herida falleció. Consiguiendo con exceso cumplir el cometido asignado y manteniendo con ello la supremacía aérea Nacional.


Chicoy Daban

DON JUAN CHICOY DABAN.
10 JULIO 1.937.
DEFENSA DE VILLAFRANCA DEL CASTILLO (Batalla de Brunete).
Este Oficial, perteneciente al 5º Tabor del Grupo de Regulares de Larache núm. 4, guarnecía con su Sección una de las posiciones defensivas de Villafranca del Castillo, contra la cual el 10 de Junio de 1.937 desencadenó el enemigo una violenta preparación artillera, atacándola seguidamente con cinco o seis Batallones de Infantería, precedidos por carros de combate. La Sección contuvo el primer empujón; pero la carencia de toda obra de fortificación que la protegiera, así como la considerable superioridad numérica del adversario, motivaron un quebranto en la moral de la tropa, por lo que su Comandante se vio precisado a replegarse hacia el puesto de mando del Centro de resistencia. En tan crítica situación, y no obstante haber desbordado también los rojos las posiciones contiguas, el Alférez Chicoy, dando pruebas de valor, reorganizó su Sección y con la fuerza disponible de otras Unidades, que igualmente habían sido desorganizadas, contraatacó al enemigo y -a pesar de su notoria inferioridad en medios- le arrolló y obligó a retirarse sobre el río Guadarrama, capturándole diez prisioneros, dos ametralladoras y diecisiete fusiles, además de causarle numerosas bajas. Con lo cual quedaron restablecidas las posiciones propias y se ganó tiempo para organizar adecuadamente la defensa de ViIlafranca. Durante el desarrollo del contraataque, D. Juan Chicoy resultó herido por una explosión cercana, no permitiendo ser evacuado. El 2 de Diciembre de 1.938, ostentando ya el empleo de Teniente Provisional, falleció a consecuencia de aquella herida...

Hernández Sagrado

DON SIMÓN HERNÁNDEZ SAGRADO.
13 MARZO 1.937.
OCUPACIÓN DE UNA POSICIÓN EN EL VÉRTICE PINGARRÓN (Frente de Madrid).
El Alférez Provisional de Infantería D. Simón Hernández Sagrado, el 13 de Marzo de 1.937 y al frente de una Sección de la 2ª Compañía del 2º Tábor del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Tetuán número 1, se lanzó a doscientos metros de las trincheras propias, con el objetivo de ocupar una posición del Vértice Pingarrón desde la que hostigaba el enemigo con fuego de armas automáticas, valiéndose de la situación dominante de aquélla, la cual se encontraba además fuertemente protegida con los medios de fortificación entonces más poderosos. En el asalto, el Alférez Hernández Sagrado recibió una herida en el brazo que no le impidió continuar avanzando; más tarde una segunda herida en el pecho, muy grave, a pesar de lo cual siguió animando constantemente a su tropa, y al fin una tercera herida en el vientre, que le causó gloriosa muerte, cuando conseguía ocupar el codiciado objetivo. Su actuación tuvo valor indudable en aquellos días en los que se luchaba en torno al Jarama de manera enconada.


Martínez Alonso

DON ALFONSO MARTÍNEZ ALONSO.
18 OCTUBRE 1.936.
RECONQUISTA DE LA POSICIÓN “LA CADELLADA” (Sitio de Oviedo).
A mediados de Octubre de 1.936, y con el fin de reducir la línea exterior que defendía la plaza de Oviedo, decidió el Mando abandonar temporalmente unas posiciones, siendo una de las últimas evacuadas la de “La Cadellada”, cuya guarnición se replegó a otra intermedia con el Cuartel de Pelayo, donde se mantuvo hasta el 17 del citado mes, fecha en que se verificó el contacto con las tropas procedentes de Galicia. Por la noche de ese mismo día se ordenó la recuperación de algunas de aquellas posiciones abandonadas, ofreciéndose entonces el Capitán Jefe que había guarnecido “La Cadellada”, reconquistar ésta con sus propias fuerzas. Aceptado el ofrecimiento, al amanecer el día 18 distribuyó dicho Capitán en tres Secciones, sumamente mermadas, los cuarenta y ocho hombres que le quedaban de su primitiva Compañía -la 2ª del 1º Batallón del Regimiento de Milán número 32-, estando mandada una de aquéllas por el Alférez de Complemento Martínez Alonso, al que se le asignó la misión de atacar “La Cadellada” por el flanco izquierdo. Poco después de iniciado el avance por las tres Secciones, observó el Alférez citado que la del centro, mandada directamente por el Capitán, estaba en situación comprometida, bajo los efectos del violento fuego de las ametralladoras enemigas, por lo que rápidamente y a pecho descubierto, se lanzó con su gente, cruzando el extenso prado de la Vaquería muy batido. A causa de las bajas que iba sufriendo la reducida Sección, tuvo que hacer su Jefe un vigoroso esfuerzo para impulsar a los soldados, poniéndose a la cabeza de ellos, arengándolos y enardeciéndolos con su ejemplo, escalando el primero la parte alta del objetivo y penetrando por una ventana en la casa del conserje de la Vaquería, donde había numerosos rojos, a los que desalojó con granadas de mano tras encarnizada lucha. Un año más tarde, el 7 de Octubre de 1.937, encontró gloriosa muerte en otra acción de guerra, perteneciendo al 4º Tabor del Grupo de Regulares Indígenas de Melilla núm. 2, como Teniente de Complemento.


Oriol Anguera
DON JOSÉ ORIOL ANGUERA-DODERO.
18 A 20 AGOSTO 1.938.
ACCIÓN SOBRE PEÑA JULIANA (Frente de Valencia).

Ordenada por el Mando la ocupación del macizo de Peña Juliana mediante una operación nocturna, por no haber dado resultado los intentos efectuados de día y tratarse de posiciones muy dominantes fuertemente atrincheradas, el Jefe del 2º Tabor del Grupo de Regulares de Tetuán núm. 1 dispuso que en la noche del 18 de Agosto de 1.938 se efectuase un golpe de mano contra las estribaciones de Loma Redonda -como acción previa para llevar a cabo aquella operación-, encargando su ejecución a una agrupación de dos Secciones, con un total de setenta hombres al mando del Teniente D. José Oriol. Cumplió su cometido este Oficial con tanta rapidez y competencia, que, cogiendo desprevenido al enemigo, aniquiló uno de sus Batallones, y aprovechando los efectos de la sorpresa consiguió apoderarse de las estribaciones mencionadas y de un magnífico observatorio desde el que los rojos vigilaban todo nuestro despliegue, mas no sin resultar herido en una pierna, negándose sin embargo a ser evacuado, Durante el resto de la noche el adversario efectuó violentos contraataques, con fuerzas cinco veces superiores, siendo todas derrotadas gracias a la actuación infatigable del Teniente Oriol, que no obstante la lesión sufrida se encontró siempre en los sitios de mayor peligro, enardeciendo a los soldados con su ejemplo. Por la mañana del día 20, después de una intensa preparación de artillería, reanudó el enemigo sus ataques con elementos considerables de todas clases, siendo siempre rechazado, si bien a costa de importantes bajas de los defensores, entre ellas la del Oficial antes citado, que en las últimas horas de la tarde de aquel día encontró gloriosa muerte a causa de la explosión de una granada.


Trobo Valdés
DON JOSÉ RAMÓN TROBO VALDÉS.
25 SEPTIEMBRE 1.936.
ACTUACIONES EN EL SECTOR DE ELGOIBAR (Frente de Guipúzcoa).
El 25 de Septiembre de 1.936 se hizo preciso desalojar al enemigo de una trinchera que ocupaba en las proximidades de Elgoibar (Guipúzcoa), desde la cual causaba numerosas bajas a las fuerzas propias, impidiendo su progresión. Realizados varios intentos para alcanzar aquel objetivo, se encargó de tal misión al Alférez de Complemento de Caballería D. José Ramón Trobo, quien arengando a la gente de su Unidad y poniéndose al frente de la misma, infundió la un elevado espíritu, pese al fuego que constantemente recibía. Atacando a pecho descubierto la trinchera citada, a la cual llegó el primero, se apoderó personalmente de una ametralladora y volviéndose contra el adversario, muy superior en número, le obligó a huir después de haberle ocasionado considerables bajas. La posesión de aquella trinchera, que hizo cambiar por completo la faz del combate, en favor de las tropas nacionales, fue lograda merced al valor heroico del Alférez Trobo Valdés, el cual encontró gloriosa muerte cuando acababa de cumplir la misión recibida.


Publicado por Foro Cultura de Defensa en 9:16 

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