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lunes, 27 de abril de 2015

LA BANDERA DE ESPAÑA


   Las primeras banderas se utilizaron para asistir en la coordinación de unidades militares en el campo de batalla, como un signo rudimentario de identificación y señalización. Hoy en día son un signo de identidad con fuertes connotaciones patrióticas del que ningún país del mundo prescinde y a su vez siguen teniendo en la mayor parte de los casos una estrecha relación con el mundo de la milicia; por ejemplo en la Legión Española, "una bandera" es el equivalente a un batallón.

   Probablemente, en pocos países del mundo la enseña nacional padezca tal campaña de desprestigio por parte de ciertos sectores políticos -minoritarios, pero significativos- como en España. Dichas personas, tras casi cuatro décadas de democracia, siguen identificando la actual bandera española -conocida popularmente como rojigualda- con la dictadura del general Francisco Franco, cuando esta sólo supuso 39 años de los 230 años de historia con los que cuenta dicha enseña.

   Las "dos Españas" siguen más vivas que nunca y sólo el devenir del tiempo aportará una solución a este problema, o el enquistamiento del mismo, y es que la bandera representa al pueblo español entero, mientras que lo demás pasa. Y más rápido pasan los signos autonómicos.



   A pesar de que se puede considerar que los primeros símbolos vexiloides (con forma de bandera) que se utilizaron en la península ibérica fueron los estandartes de las legiones romanas, este tipo de símbolos se escapan al objeto de este artículo ya que estamos considerando símbolos que a modo de bandera representen el conjunto de España. Lo mismo sucede con los sucesivos símbolos heráldicos utilizados por los reyes de los reinos hispánicos que posteriormente formarían la "nación" española, que no sólo representarían una parte del todo, sino que vienen a representar linajes y casas reales más que los territorios que abarcan.



   Será en el siglo XVI cuando aparezca uno de los elementos más importantes en la historia de la bandera de España. En el año 1496 la infanta Juana de Castilla se casa con el Archiduque de Austria, Felipe el Hermoso. Este enlace matrimonial se enmarca dentro de las alianzas entre las familias de los Habsburgo y los Trastámaras y será el que introduzca un elemento de origen parcialmente extranjero, como son las Aspas de Borgoña (más concretamente, la cruz de San Andrés ya había sido utilizada por algunas milicias en el norte de España), que será el elemento principal de las banderas españolas durante más de dos siglos.

   Esta divisa era propia del Archiduque Felipe y gradualmente pasaría por extensión de algunas unidades militares como los arqueros de Borgoña a todo el ejército español. Durante el reinado de Carlos I de la casa de Austria y al no existir todavía el concepto moderno de bandera nacional (el verdadero símbolo nacional era el escudo real) las unidades militares llevan su propia bandera particular, siendo elemento común en muchos casos las Aspas de Borgoña.

   En tierra, esta bandera ondeó por primera vez como enseña nacional probablemente durante la batalla de Pavía en 1525 y con el devenir de los años sufrió ligeras variaciones, por ejemplo el rey Felipe II estableció la sustitución del paño blanco donde se sitúa la cruz, por uno de color amarillo.




   Hoy en día esta bandera se asocia casi de forma exclusiva con el Movimiento Carlista, que surge en el siglo XIX a favor del pretendiente al trono Carlos María Isidro. A pesar de esto, durante la primera Guerra Carlista, de 1833 a 1840, la bandera con las Aspas de Borgoña seguía siendo la bandera del ejército de Isabel II, al igual que con muchas unidades carlistas, por lo que su vinculación como insignia oficial del carlismo sería posterior. También podíamos encontrar las Aspas de Borgoña en el estandarte real de Juan Carlos I, así como en los escudos de varias unidades militares, como la Unidad Militar de Emergencias o la Brigada Paracaidista.




   Con el advenimiento de la monarquía de los Borbones también acabaría por llegar un cambio importante en el pabellón nacional. Así, con Felipe V es sustituido el anterior diseño por otro en el que se utilizan las armas reales sobre un fondo blanco. Como se constataría, este tipo de diseños con paño blanco originaban problemas a la hora de identificar la bandera en el mar, dado que otras muchas casas reales o armadas enemigas, como la de Inglaterra, usaban también banderas de fondo blanco.


   Consciente de estas dificultades que podían tornar en trágicas, será el rey Carlos III el que en 1785 convoque un concurso para la adopción de dos nuevos pabellones para la Armada Española y la marina mercante, resultando elegidos por su facilidad de identificación a grandes distancias dos diseños basados presumiblemente en el escudo de armas de corona aragonesa.




   Como ya he dicho, el diseño principal de nuestra bandera actual data su origen al año 1785 en el que se instituye como bandera de la marina de guerra española. No será hasta años más tarde, durante la francesada, cuando el mismo ondee como pabellón nacional, siendo uno de sus primeros lugares los asedios de Gerona en los que el pueblo gerundense; hombres, mujeres y niños, se alzaron contra los invasores franceses en un ejemplo de abnegación y patriotismo insuperables. 


   Sobre los muros del Castillo de Monjuic destruido a cañonazos, tremolaba el que sería el nuevo pendón de España y los catalanes como Mariano Montoro arriesgarían su vida frente a las balas francesas para no rendirlo al enemigo y que este, hecho girones, continuase ondeando en lo más alto del baluarte. Hoy en día podemos encontrar esta bandera gerundense en el museo del ejército.


   Pese a lo que pueda pensarse, si en esta bandera, que sería oficial aunque de forma interrumpida de 1785 a 1931, aparecía el emblema de Castilla y León y no el de los demás reinos históricos que conformaban España se debe a que en su momento se consideró que mientras que los colores de los escudos de armas de Cataluña y Navarra estaban representadas por los colores de la bandera, mientras que los de Castilla y León, no. A pesar de que era ya una bandera popularmente aceptada como la enseña nacional, no sería hasta el año 1843 cuando fue adoptada oficialmente por el ejército español.




   Los tres años del rey Amadeo I, tras la revolución de 1868, no cambiaron la bandera nacional, aunque sí la popularizaron -sin distinción de partidos- y le añadieron un escudo nacional que incluía ya las Columnas de Hércules (recuerdo de Carlos V y de la dimensión de las Indias), cuarteles de Castilla, León, Aragón y Navarra, con Granada, un escusón con el emblema de la breve Casa real de Saboya y sobre el todo la corona de aquella monarquía democrática.


   La renuncia de Amadeo I al trono de España en 1873 nos trae la efímera e inestable Primera República Española. Durante los apenas 22 meses que duró esta república se sucedieron cuatro presidentes diferentes y un dictador, dos modelos de estado (república federal y unitaria) y tres conflictos armados simultáneos. Sorprendentemente para algunos, durante la Primera República se mantiene la bandera rojigualda como enseña nacional con el escudo de armas de los años anteriores, suprimiendo únicamente la corona representativa de la monarquía.


   Poco antes de terminar el año 1874 el pronunciamiento del general Martínez Campos pone fin a la primera experiencia republicana en España e inicia la Restauración borbónica. Durante este nuevo periodo que se extenderá hasta el año 1931 vuelve a ser adoptada de nuevo el diseño adoptado en 1785 para la marina de guerra, volviendo a estar presente la corona sobre el escudo de armas.




   Tras el fracaso de la dictadura de Miguel Primo de Rivera el rey Alfonso XIII constata el menguante apoyo popular hacia su monarquía cuando en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 las opciones monárquicas son derrotadas en los núcleos urbanos. Los grupos monárquicos resultan vencedores de forma global al aglutinar el voto del ámbito rural, pero como consecuencia de su amplia derrota en las ciudades y para evitar males mayores, el rey se ve obligado a exiliarse de forma precipitada en Francia.


   Estas elecciones municipales fueron tomadas como un plebiscito a favor de la república por parte de los partidos republicanos, a pesar de haberlas perdido, y el día 14 de Abril es proclamada la república en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia. Curiosamente la primera localidad española en la que ondeó la bandera de la Segunda República fue el pueblo de Eibar, en el País Vasco, la madrugada del día 14.


   Esta bandera ya era usada con anterioridad por los afines al republicanismo como una bandera alternativa de España. Su diseño general varía ligeramente al pasar las franjas de una proporción 1:2:1 a 1:1:1. Sin embargo, lo más obvio es la sustitución de la franja inferior roja por una franja morada. El motivo por el que se introduce este cambio se debe a que supuestamente el pendón de Castilla sería en origen de color morado, y la bandera rojigualda no lo representaría. Pues bien, este "pendón castellano" que no se conserva en ningún lugar, ni ha sido nunca documentado es el responsable de uno de los mayores errores de la vexicología española. El verdadero pendón de Castilla es de color rojo y más en concreto carmesí. Se trata pues un error de interpretación cuando no un producto de la imaginación tardía de los republicanos románticos de finales del siglo XIX.




   En el centro de la franja amarilla de la nueva bandera oficial se incluye el escudo clásico de los cinco reinos históricos que conforman España con las Columnas de Hércules soportando la leyenda Plus Ultra (más allá) que hizo suya España durante el siglo XVI en contraposición a la frase latina Non Terrae Plus Ultra (no hay tierra más allá) que quedó invalidada al ser descubierta América por los españoles.


   Las Columnas de Hércules fueron incluidas por primera vez en el escudo real de España por Carlos I y hacen referencia al los elementos legendarios que Hércules colocó en su décimo trabajo a modo de monumento. Como curiosidad, citar que una posible explicación del origen del símbolo del dólar puede ser este mismo símbolo, dado que el real de a ocho fue una moneda que permaneció en uso hasta 1857 en Estados Unidos y que en el reverso del mismo tenían las dos Columnas de Hércules envueltas por una cinta con el lema "Plus Ultra" la simplificación de este símbolo podría ser una explicación con respecto al origen del símbolo del dólar.


   Por último, sobre el escudo de España de 1931 encontramos la corona mural que se utilizó durante las dos repúblicas en contraposición a la corona borbónica, esto obviando que su origen real es la corona del reino de Castilla y pese a que la Real Academia de Historia desaconsejó su uso en un informe, recomendando a su vez el uso de la corona cívica, compuesta por un cerco de ramas de roble o encina.
 


        

   El año es 1936, el asesinato por parte de guardias de asalto y militantes socialistas del líder de la oposición, José Calvo Sotelo, es el desencadenante de la adhesión del general Francisco Franco a la conspiración golpista que se venía fraguando contra el gobierno republicano de izquierdas. Sin embargo, este golpe de estado fracasará y desembocará en una cruenta guerra civil de sobra conocida por todos. Al principio de la guerra la mayor parte el bando sublevado utilizó la bandera tricolor por sorprendente que parezca, mientras en contraposición el bando "republicano" utilizaba la bandera roja. Conforme la guerra avanza y por iniciativa de los carlistas, el bando nacional adoptó de nuevo la bandera rojigualda tradicional a la que en el año 1938 se le añadió el archiconocido "escudo del águila".


   El escudo del Águila de San Juan se remonta hasta el siglo XV, tomando elementos de la heráldica de los Reyes Católicos. Así, Isabel la Católica incluyó este águila en su heráldica personal dado que esta representa al evangelista San Juan, por el que mostraba gran interés al ser patrono de la familia real de Trastámara, hasta el punto de coronarse el día de este santo. De ahí pasaría a su matrimonio con Fernando de Aragón. Otro de los elementos tomados de los RR.CC. son el yugo con el nudo gordiano y el haz de flechas, elementos que también tomó la Falange para confeccionar su símbolo. Estos elementos son tomados como divisa tras el matrimonio entre Fernando e Isabel y son elegidos por las iniciales de sus respectivos cónyuges (en el caso de Isabel, las flechas y en el de Fernando, el yugo; dado que por aquel entonces se escribía Isabel en castellano antiguo).


   Flanqueando al águila, tenemos de nuevo las Columnas de Hércules sobre ondas marinas con el lema de Plus Ultra soportado por las mismas, al igual que en el anterior escudo republicano. Lo único que varía es la presencia en la parte superior de las columnas la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico a la izquierda y la Corona Real española, recordando la historia de España como reino e imperio.


   Sobre el pecho del águila encontramos el escudo de los Reyes Católicos, del que sólo han sido sustituido los cuarteles de Sicilia por las armas de Navarra. Sobre el mismo encontramos una corona real abierta y rodeando la cabeza del águila el nimbo (aureola), elementos ambos que ya aparecían en la divisa original de los Reyes Católicos. Por último, rodeando la cabeza del águila también encontramos la cartela con el el archiconocido lema franquista de "Una, grande y libre"; que hacía referencia a la indivisibilidad de España, la grandeza de su imperio perdido en América a las que se sumarían las posesiones en África y la libertad frente al sometimiento a las potencias extranjeras.


   En el año 1945 vuelve a modificarse el escudo de la bandera, en este caso los cambios son menores: aumentan las dimensiones generales del escudo, variando ligeramente también el diseño del águila y se producen pequeñas variaciones cromáticas en elementos como las cartelas.




   A quienes aseveran que el escudo del Águila de San Juan "es ilegal" dado que "es preconstitucional" y demás argumentos por el estilo cabría recordarles que se trata del escudo que se encuentra en la portada de la edición original de la Constitución de 1978 actualmente vigente.




   Con el advenimiento del nuevo régimen político en el estado español, el escudo del Águila de San Juan vuelve a ser modificado en 1977, aun que de forma más fugaz si cabe ya que volverá a ser modificado cuatro años más tarde. Los cambios en el mismo vuelven a ser menores: el tamaño general del escudo es reducido, la forma del águila varía de nuevo, esta vez de forma un poco más pronunciada (las alas se encuentran algo más extendidas -águila pasmada-, como apreciación personal se podría decir que la actitud es menos agresiva), la cartela con el lema "Una grande y libre" se sitúa esta vez sobre la cabeza del águila y las Columnas de Hércules se colocan dentro de las alas.


   La constitución española de 1978 sí que regula la bandera nacional en su artículo 4.1.: "La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas." Pero no regula el escudo sobre la bandera, por esto mismo existe posibilidad de cambio del escudo, algo que se hizo a principios de los 80 como veremos, y que aún a día de hoy se ha vuelto a matizar con la coronación de Felipe VI.




   Hacia finales del año 1981 las Cortes Generales aprueban las leyes 33/1981 y 39/1981 que quedan registradas en el BOE. Estas leyes definen la morfología del nuevo escudo de España y el ámbito de su utilización. Este cambio vendría motivado, como es obvio, para evitar las connotaciones negativas que tendría asociado el escudo del águila de San Juan a haber sido utilizado durante el régimen franquista.




   Se trata prácticamente del mismo escudo dividido en cuatro cuarteles principales en los que se sitúan los escudos de armas de los principales reinos históricos que formaran España, más un pequeño cuartel inferior en el que se incluye el reino de Granada conquistado en 1492. 


   A parte de los elementos descritos con anterioridad, en el centro del mismo encontramos el escudo de los Borbones, compuesto por las tres flores de lis doradas en campo de azur con bordura de gules (Casa de Anjou, como rama menor iniciada en Felipe V: por eso es diferente del viejo emblema francés). Las columnas de Hércules, siempre presentes, a su vez tienen una base dorada sobre las ondas de mar que simbolizan la riqueza del imperio marítimo y están las dos de nuevo coronadas. Por último, sobre el escudo encontramos la corona monárquica usual y en la parte superior de la misma, una cruz papal sobre una bola azul, este último elemento representa la vez la necesidad de extender el cristianismo a lo largo de todo el mundo, el origen divino del poder y que este poder no tiene límites humanos (históricamente hablando, claro).




   Como hemos podido ver, incluso una cosa que puede ser vista como algo corriente y mundano por lo habituados que estamos ella, tiene detrás una historia y simbología muy ricas. 


   Por último, conviene dejar claro de nuevo que no se puede hablar de un "escudo constitucional" sino de una "bandera constitucional" ya que esta viene definida en la constitución vigente en la actualidad. Del mismo modo España y como hemos visto, su bandera, existen mucho antes de la Constitución de 1978 y por ello es un error basar la defensa de la nación española en el paniaguado "patriotismo constitucional", porque nuestra nación existe desde siglos antes de que dicho papel fuese promulgado, y seguirá existiendo cuando la constitución actual sólo sea historia.


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